viernes, 31 de octubre de 2008

MEMORIA COLECTIVA LOCAL, COMUNICACIÓN ORAL Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN

     

MEMORIA COLECTIVA LOCAL, COMUNICACIÓN ORAL

Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Por Pedro Nel Burgos

En la actualidad no cabe la memoria;
la actualidad no soporta la memoria,
y cuando convierte la memoria en actualidad
lo que resulta es una traición a aquéllos
en nombre de quienes se dice hacer memoria.
Jesús Martin Barbero

Antes de surgir los medios de comunicación, las comunidades o pueblos se caracterizaban por su comunicación oral y su memoria colectiva1, la cual se diferenciaba por los conocimientos, saberes, tradiciones, gustos y formas de sobrevivir que las distancias y los pocos canales de comunicación le impidieron darse a conocer más allá de lo local.

Sin embargo, con la llegada de los medios y la creación de vías de transporte, se inició un proceso de intercambio comunicativo e informacional que facilitó la interacción entre culturas e hizo que las distancias se acortaran y los contenidos invadieran otros contenidos, causando una 'hibridación cultural' que estableció un cambio de lo local, a nivel cultural y comunicativo.

A finales del siglo XIX y principios del XX, la comunicación tuvo como principal medio de transmisión el lenguaje oral, en el que la palabra era considerada como una "cosa sagrada"2, que consolidaba la experiencia del diario vivir y posibilita el encuentro y el dialogo familiar y vecinal.

Dicha transmisión se dio por la narración de relatos, que de paso, materializaron y actualizaron a la memoria, y los que subsistieron por más de una generación lograron hacer parte de la Tradición oral, contrariamente, se consideraron como imaginarios de moda que desaparecieron con el tiempo, porque no tuvieron relevancia entre los habitantes o porque se dejo de actualizarlos.

Eran tiempos en los que dominaba la oralidad y las narraciones se daban en forma circular alrededor del fogón3, una práctica característica de las culturas de oralidad primaria4, que iniciaron un proceso de cambio en la comunicación oral y en la gestación y conservación de la memoria colectiva, debido a las nuevas temáticas que surgieron, a la desvalorización simbólica que sufrió la palabra y la sustitución del padre y la madre por parte de los medios. Por ejemplo, ya no son los más viejos quienes guían la conversación y conservan los conocimientos y saberes del pasado, porque ahora son la radio, la televisión y el Internet los que ocupan este lugar.

De esta manera, por ejemplo, la reunión grupal y circular, que originaba el diálogo y encuentro cara a cara de los individuos, se afectó una vez llegó la radio5 porque implicó hacer un espacio en la estructura familiar. En este sentido, lo circular pasó a lo horizontal y se inició un proceso de individualismo al interior del hogar, lo cual evitó poner a flote las narraciones que diariamente, relataron las experiencias del día, gestaron y conservaron la memoria colectiva.

Los medios de comunicación tomaron, en corto tiempo, un escalafón de importancia que incidió en la concepción y construcción de la memoria local, especialmente en las nuevas generaciones, que crecieron en este desarrollo tecnológico y comunicativo del siglo XX, el cual reconfiguró el proceso de intercambio e interacción entre individuos y la memoria colectiva; es decir, que la cultura local fue invadida por otras que sustituyeron dinámicas y prácticas como el teatro, los juegos tradicionales (chaza), los rituales religiosos (asistencias a misa los domingos, rezar el rosario en las noches), entre otras.6

En el siglo XXI, cuando los medios hacen parte indispensable de la vida del hombre y el acceso a la información se hace más fácil, parece que la gran cantidad de información y contenidos no logran consolidar una concepción de memoria rica en significado, debido a que existe un bombardeo de contenidos que intentan establecerse como memoria y pasado, pero que mueren en el intento debido a su fugacidad. Por iguales circunstancias pasa la comunicación, a pesar que los medios intentan hacer simulacros comunicativos que callan los hogares y desocupan los vecindarios.

Este fenómeno se debe a que experiencia y memoria dejaron de permanecer estructuradas por concepciones internalizadas y relatadas a nivel familiar y vecinal, y porque los sistemas históricamente enraizados que la cultura elaboraba para apoyarlas e inculcarlas, mediante patrones o secuencias comunicativas, fueron remplazados por las novelas, programas, películas, noticieros, entre otros espacios masivos a los cuales se dedicó gran parte del tiempo libre, tanto que se los llegó a considerar como agentes de relajamiento, distracción y fuentes de consulta (médica, histórica, cultural, informativa, etc.). Hoy, ¿Quién no enciende la radio o la televisión antes de dormir? Hoy, ¿Cuántas personas dejaron de confiar en la predicción del tiempo según las creencias de la memoria cultural y dieron prioridad a las predicciones de los noticieros?

En los últimos años, la reconstrucción de las experiencias pasadas que intentaron reordenar el proceso social de la colectividad veredal o municipal, se han visto permeadas por las experiencias de grupos o personas desconocidas, que han producido la perdida de las narraciones grupales, que relataban la verdad del pasado de las comunidades.

Hoy, la memoria no encuentra un verdadero sentido de contextualización debido a la cantidad de oferta de contenidos y extractos que presentan los medios, haciendo que ésta quede estancada en una simple cita o fuente de referencia; es decir, que "el pasado deja de ser entonces parte de la memoria, de la historia, y se convierte en ingrediente del pastiche, esa operación que permite mezclar los hechos, las sensibilidades y estilos, los textos de cualquier época aisladamente"7.

La memoria local, al parecer no desarrolla el proceso de reinterpretación por parte los individuos, que es la base para su conservación y permanencia. Actualmente, digerir las relaciones de pequeños fragmentos de pasado y presente que a cada instante se muestran en los medios, se lo cataloga como el verdadero proceso para construir memoria, remplazando aquellos relatos íntimos de grupo con relatos desconocidos, que algunas veces, no tienen nada que ver con nuestra memoria y pasado, por ejemplo, ¿Qué importancia tiene para los habitantes de una vereda del sur de América la vida de Paris Hilton, Angelina Yoilie… mientras desaparecen, poco a poco, saberes, conocimientos y experiencias de nuestro contexto local?

No cabe duda, en el tiempo moderno, "…la memoria significa que la que ahora vale ya no es la de "los viejos de la tribu", la memoria cultural (que es no acumulativa sino conflictiva, articulada sobre los tiempos largos de la historia y preñada de sentido) sino la que cabe en la computadora, la memoria instrumental y operativa."8; es decir, que lo importante es la cantidad de fragmentos que se muestran, en un mínimo de tiempo a un máximo de personas en cualquier medio de comunicación. Fragmentos que por un lado, quieren mostrar la verdad de los hechos y que por otro, ocultan u opacan la realidad de otros.

Con lo anterior, queda claro que las posibilidades de lo local en los medios de comunicación masivos y nacionales son limitadas por algunos factores, como: Propiedad de medios, tiempo y raiting, lo cual quiere decir, que los componentes de la memoria hacen apariciones esporádicas en espacios de los medios locales-comunitarios o en estrategias de publicidad de los grandes medios, quedando reducidas a simples capsulas informativas.

Lamentablemente, el uso que le dan los medios al verdadero significado de la memoria hacen que en vez de impulsarla y difundirla, se convierta en material publicitario que la degrada cuando es usada como objeto de folclor comercial, tomado como víctimas a adultos mayores, prácticas, experiencias, saberes y conocimientos de una comunidad representativa de un país.

Además, debido al inmenso número de contenidos que ofrecen los medios, la memoria local se ha visto invadida por tradiciones, creencias, hábitos, generando nuevas prácticas y dinámicas comunicativas y culturales que han reestructurado su verdadero sentido. De esta manera, se puede inferir que no existen aquellos lugares característicos de la cultura oral primera, donde prevalecían autenticas formas de vivir, de interpretar la realidad, de identificarse ante los demás, puesto que hoy, todos tienen algo de los otros, lo cual significa que estamos inmersos en una cultura globalizada, producida en gran parte por los medios de comunicación.


1. Entendida como conocimientos, saberes, tradiciones, gustos, formas de sobrevivir, entre otros que se gestan, interpretan, en los imaginarios colectivos de una determinada generación poblacional, que puede convertirse parte de la tradición oral, cuando subsiste por más de una generación. En ésta se ven plasmados los sucesos y hechos más sobresalientes de las personas que pueden incidir en la concepción de cultura.

2. Guillermo Páramo. Tradición Oral, fantasía y verosimilitud. Voces del Tiempo

3. BURGOS H. Pedro Nel. Del Relato Oral al Televisivo. Trabajo de Grado. Biblioteca Elizabeth Navarrete f.m.i. Universidad Mariana. Pasto. 2006

4. ONG, Walter. Oralidad y escritura, FCE, México, 1987.

5. Vale la pena referirse también a la Escuela porque fue uno de los primeros factores que incidieron en los cambios estructurales, temáticos y de participantes en la comunicación familiar y por ende, en la nueva concepción de memoria. Sin embargo, la radio fue la que inició dichos cambios, pero la que produjo cambios radicales fue la televisión, puesto que causó el individualismo al interior de la familia y a nivel de barrio o vecindario desplazó rituales y prácticas tradicionales. Obviamente, que al surgimiento de los medios se le sumaron: la producción en masa de receptores, el cubrimiento de los medios, la creación de vías de transporte, entre otros.

6. BURGOS H. op.cit. Pág.

7. BARBERO, M. Jesús. Medios: olvidos y desmemorias, debilitan el pasado y diluyen la necesidad de futuro. http://www.uff.br/mestcii/barbero1.htm

8. Ibidem. Pág. 3